El proyecto Nuevo Nivel Mina ha completado casi la mitad del total que se perforará para ampliar la profundidad del yacimiento en 400 metros.
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La mina chilena de cobre subterránea más grande del mundo parece un queso gruyère. En plena cordillera de los Andes y con 4.500 km de túneles, El Teniente sigue agrandándose para extender su vida útil por cinco décadas más.
Desde que inició sus operaciones en 1905, El Teniente ha crecido como una verdadera ciudad subterránea que extiende sus tentáculos por un cerro de 2.200 metros de altura, cerca de Rancagua.
«Sólo para tener una idea: Chile tiene 4.200 kilómetros de largo y aquí hay 4.500 kilómetros de largo de túnel que se han hecho durante más de 100 años de trabajo», ilustra el ministro de Minería, Baldo Prokurica, en su reciente visita al yacimiento.
Y seguirá creciendo, porque la propietaria de El Teniente, la minera estatal Codelco -mayor productora de cobre del mundo con el 11% de la oferta total- está expandiendo el yacimiento.
El proyecto denominado Nuevo Nivel Mina (NNM) pretende seguir perforando las entrañas del cerro otros 400 metros, que se suman a los 400 metros de profundidad actuales y que juntos serán el equivalente de la Burj Khalifa de Dubái, pero hacia el interior de la tierra.
Con una inversión de US$3.900 millones, NNM busca garantizar medio siglo más la producción actual que se eleva a 450.000 toneladas de cobre anuales.
«Hemos avanzado un 47% del proyecto y nos falta la mitad (…) Lo que estamos haciendo es la reposición de esta mina y que va a durar 50 años», dice André Sougarret, gerente general de la mina El Teniente.
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Con la ampliación, la mina tendrá una superficie de más de 2 millones de kilómetros cuadrados y 2.020 millones de toneladas de reservas que le permitirán seguir funcionando mucho tiempo, pues en sus 113 años de vida sólo se ha explotado el 20% de los recursos conocidos.
Chile es el mayor productor de cobre del mundo con un tercio de la oferta total.
Gigante laberinto
El ensordecedor ruido de las perforadoras que taladran la roca rompen el silencio de los gigantescos túneles subterráneos que forman los laberintos por los que circulan camiones con capacidad de hasta 350 toneladas, cargados con las rocas extraídas para llevarlas hasta la máquina chancadora, una monumental trituradora de una altura equivalente a 15 pisos situada en el centro de la mina, relata la agencia AFP.
Así, la roca pulverizada circula después por una cinta transportadora hasta otros camiones que depositan este material en el tren que lo llevará hasta la fundición donde se extrae el cobre.
Las lámparas que cuelgan del techo iluminan tenuemente las galerías impregnadas de un fuerte olor a acetona. Los pocos trabajadores que circulan por ellas portan mascarillas para protegerse del olor y del polvo.
El NNM construirá dos accesos nuevos. Uno para el personal y el otro para el transporte de minerales. En total 21 km de túneles más se sumarán a este gigantesco laberinto.
Tecnología y seguridad
La minería de picota y pala ya es parte de la historia de esta mina de cobre, la más antigua de Chile en actividad. Desde el año pasado, la mayoría de las faenas están automatizadas. En particular la perforación, que se controla desde una central de operaciones situada en Rancagua, a unos 20 km.
Una decena de operarios sentados en sillas de controles manejan a la distancia con destreza las máquinas perforadoras que observan en las pantallas. Otros se encargan de la seguridad.
La automatización ha reducido el trabajo de los mineros. Unos 500, divididos en dos turnos, trabajan en tareas como el manejo y conducción de retroexcavadoras, camiones y el tren, además de la seguridad o la alimentación.
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En toda la división de El Teniente, que además incluye un yacimiento a tajo abierto, fundiciones, concentradoras de mineral, seguridad, oficinas administrativas y servicios, trabajan cerca de 10.000 personas entre personal propio y de empresas externas.
Cuando el NNM entre en funciones, se dejará de utilizar el nivel actual llamado Teniente 8, que se rellenará para evitar eventuales accidentes.
«Estamos haciendo minería en un ambiente más complejo, con mayores desafíos. Mientras vamos profundizando, nos chocamos con las presiones naturales del cerro», describe Sougarret.
Además de una red eléctrica y de agua potable, El Teniente cuenta con un nivel denominado Barrio Cívico donde se encuentran la enfermería, bodegas, talleres de reparación de maquinarias, oficinas, comedores, y ascensores por los que circulan los trabajadores como en una pequeña ciudad.
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Fuente/Emol www.chilemineria.cl www.facebook.com/chilemineria.cl/ twitter.com/CHILEMINERIA #chilemineria, #mineria, #energia,#comunidades, #negocios