Entre las tareas que empujará el subsecretario de Minería, Ignacio Moreno, figuran la estabilización de Enami y las definiciones sobre el litio como prioridades. Luego ahondará en cambios al sistema de pertenencias mineras, lo que podría llegar a sacar varias ronchas.
Desde que llegó en 1992 a Chile -tras vivir varios años en Francia-, el subsecretario de Minería, Ignacio Moreno, ha estado casi toda su carrera de economista ligado a esta industria. Pasó por la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco), el desaparecido Centro de Investigación Minera y Metalúrgica (CIMM), Enami y empresas privadas de la mediana minería. Por eso, dice que ha tenido un aterrizaje natural en Teatinos 120, desde donde monitorea el estado de salud de varios de los organismos que dependen de esa secretaría de Estado y, además, está ayudando a planificar parte de las modificaciones que se podrían venir en materias como nuevas políticas hacia la mediana y pequeña minería, la discusión en torno al carácter estratégico del litio y los cambios que buscarán impulsar en el sistema de pertenencias mineras, para mejorar la exploración.
-¿Cómo ve la situación de la mediana minería?
-Están en un momento complejo, porque tienen costos más altos en promedio y, por lo tanto, la baja de precios del cobre los afecta de manera significativa. Es preocupante y, en eso Enami tiene que tener un papel importante de apoyo, como ha sido históricamente.
-Sectores de la Nueva Mayoría piensan que hay que dejar “volar” a los medianos, porque Enami los estaría subsidiando…
-La mediana minería trabaja en base a contratos comerciales con Enami y tiene la opción de exportar directamente. La mayoría de ellos lo hace de manera mixta. Pero no hay un subsidio. Es importante aclarar esto.
-Habría que mejorar a Enami para que siga apoyando a estos sectores…
-La compañía tiene un estado financiero delicado, con más de US$ 150 millones en pérdidas operacionales en los últimos años. Nos parece urgente estabilizar a la empresa para que pueda cumplir con su rol de fomento como corresponde.
-¿Qué características analizan para su nuevo gobierno corporativo?
-Retiramos el proyecto de ley que envió el gobierno anterior porque conversamos con sindicatos y la Sociedad Nacional de Minería (Sonami) y no participaron en su elaboración. Es un tema muy importante para que se haga con pocos actores, ya que está en juego el futuro de la empresa. Pero impulsar un nuevo gobierno corporativo no es la prioridad, sino que tener una empresa financieramente viable. Cuando tengamos eso comenzaremos a trabajar en lo otro, en el mediano plazo.
-Se han planteado cuestionamientos al rol de Sonami dentro del directorio, ya que Enami se relaciona comercialmente con sus asociados…
-Es un tema que conversaremos cuando revisemos el gobierno corporativo y habrá que ver si corresponde hacer cambios, pero debo decir que he tenido relación con el directorio de Enami desde hace tiempo y siempre me he encontrado con un director de Sonami que es un aporte para la empresa, por su conocimiento de la realidad del sector.
-¿Cómo se estabiliza a la empresa?
-Enami tiene un nivel de deuda en torno a los US$ 250 millones y del orden de US$ 400 millones de material que no puede procesar por falta de capacidad. La prioridad es licuar el stock y esto pasa por la nueva gerencia comercial, que tiene que sentarse con diferentes actores para venderles mineral. Esto es urgente y ayudará a mejorar los problemas de deuda en el corto plazo. La firma siempre ha trabajado con casi todo el abanico de los medianos mineros y con Codelco en estas cosas, por lo que hay que retomar con fuerza esta política, porque no tiene sentido construir plantas si hay un privado cerca.
Potenciar el rol público
-¿Cómo ve otros organismos como Cochilco?
-Cochilco estuvo inserta en un proyecto que pretendía eliminarla y dividir sus funciones. Con esto, claramente algunos temas de fiscalización a Codelco y Enami desaparecían. Por suerte el proyecto no tuvo respaldo, pero esto implicó un golpe duro en lo anímico para su gente. El trabajo de este organismo es silencioso, pero hay mucha información que se usa para definir políticas públicas, y las empresas del Estado lo usan como herramienta para sus procesos internos.
-¿Se ha perdido ese rol?
-Tenemos la percepción que ha dejado de cumplir parte de sus funciones. El número de fiscalizaciones en los últimos años ha bajado de manera paulatina, pero clara. Queremos levantar a Cochilco y, eventualmente, revisar sus atribuciones para ver si corresponde mejorarlas. Estamos viendo algunas adecuaciones estructurales, para que vuelva a tener mayor impacto en sus fiscalizaciones y aumentar a futuro la dotación en profesionales técnicos.
-¿La realidad del Sernageomin era distinta?
-Allí hay que reconocer que hubo un cambio importante en los últimos años, pues se duplicó su presupuesto, así como su dotación, y este año debería llegar a cerca de 90 fiscalizadores. Esto significa que tiene mayor capacidad de despliegue. Pero nos dimos cuenta de que hubo un cambio de cultura, con una fiscalización más dura y cerrada. Antes se le consideraba un ente que aportaba, enseñaba, pero ahora cuando el Sernageomin va a una faena, pocas veces conversan de manera constructiva. Nos parece importante que exista una actitud positiva con los mineros y que sientan que, cuando va el fiscalizador, mejoran su trabajo.
También estamos conversando con parlamentarios de zonas mineras para poder generar un acercamiento entre Sernageomin y Enami con el objetivo de tener menos burocracia en la tramitación de permisos.
-¿Por qué?
-En Chile hay tres sectores distintos en minería: pequeños, medianos y grandes. Históricamente se ha normado en base a la gran minería y desde ahí se hacen adecuaciones a los otros segmentos. Tal vez lo que corresponde es tener un marco normativo distinto. Debemos conversarlo con detención y espíritu constructivo en el Congreso y ver si podemos innovar en un marco regulatorio diferenciado.
Más exploración
-Chile ha ido perdiendo posiciones en el atractivo para exploración. ¿Cómo piensan contrarrestarlo?
-El cambio a la propiedad minera es un tema complejo, porque afecta el corazón de la estabilidad del sector, pero hay que reconocer que existen dificultades. Hemos ido bajando en rankings sobre el atractivo para exploración. En el Fraser, por ejemplo, éramos número uno a fines de los noventa y ahora estamos en el lugar 32 ó 33, y si bien este ranking es sobre percepción, algo indica, sin duda. Cuando uno habla con actores del segmento de exploración, todos coinciden en que enfrentan dificultades para encontrar distritos interesantes que estén disponibles. Si baja la exploración, el país va a ver el costo en los próximos 20 ó 30 años. Esto nos preocupa y en el programa de gobierno se plantearon posibles adecuaciones para intentar dinamizar la exploración. Hay que abordarlo con altura de miras y pensando en el largo plazo, convocando a una mesa de trabajo constructiva con todos los actores dentro de los próximos meses.
-¿Qué mecanismos se podrían utilizar para cumplir con esto?
-Nuestro objetivo es básicamente tener mayor disponibilidad de propiedades mineras para explorar y para que otros actores, especialistas en exploración, puedan entrar al mercado y aportar al país. El cómo se hace es algo que todavía está por definirse, y hay muchos caminos posibles.
-Uno podría ser que Codelco entregue parte de sus pertenencias…
-Hay muchos caminos posibles, pero plantear algún tipo de solución sería anticiparme, porque todavía estamos dimensionando un problema que, sin duda, es real.
-Implementar cambios en la propiedad pasa por cambiar el Código de Minería y entrar al Congreso… muchos le temen a eso…
-Ese camino tiene que seguir cualquier proyecto de ley, y nos parece importante que las conversaciones allí se den en un marco positivo, que fortalezca la discusión y sea constructivo para ésta o cualquier iniciativa.
Fuente:quepasamineria.cl