En primer lugar, quiero agradecer a todos ustedes, que hoy han resuelto elegirme como presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio. Del mismo modo, agradezco a quienes desde hace ya algunos meses, me impulsaron a este desafío y a asumir ahora la gran responsabilidad que es liderar al mayor gremio empresarial de Chile.
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Es sin duda para mí, un gran honor y uno de los mayores desafíos que he enfrentado en mi vida profesional, empresarial y, por cierto, en mi trayectoria gremial.
Me antecede en este cargo un hombre, a quien deseo reconocer ante ustedes. Andrés Santa Cruz es una persona destacable por su capacidad y voluntad de trabajo, sus cualidades profesionales y humanas, así como también ciertamente por su compromiso con nuestra organización. Todo ello ha permitido –sin duda- que la CPC destaque por una excelente conducción gremial.
Permítanme ahora una breve reflexión sobre mi propia historia. Muy pronto en mi vida, asumí la opción de ser empresario, con absoluta convicción.
Desde el momento en que egresé como ingeniero civil de minas de la Universidad de Chile, opté por iniciar mi propio camino como tal. En ese entonces y sin disponer de recursos propios, resolví emprender y trabajar en la pequeña minería; ahí están mis orígenes.
Sin duda, nuestro país vive momentos complejos.
Situaciones que han ocupado la agenda mediática de los últimos meses, han puesto en juego la confianza pública de la ciudadanía respecto de muchas instituciones, y por cierto, también de los empresarios.
A este respecto, en su momento como presidente de la Sociedad Nacional de Minería y ahora de esta Confederación, quiero reiterar con firmeza lo que ya hemos señalado.
Todas las actuaciones apartadas de la ley y la ética no sólo son motivo de absoluta desaprobación, sino que nunca serán amparadas por nuestra organización.
Claramente, las condenamos de forma enérgica y confiamos en que los tribunales harán su trabajo, con total independencia y sin presiones de ningún tipo.
Porque, desde nuestra perspectiva, aquí está de por medio la confianza de los chilenos, indispensable para un sano y correcto funcionamiento de todas las instituciones, públicas y privadas y de una sociedad en democracia.
A su vez, como gremio estaremos siempre disponibles para colaborar en todos los espacios, cuyo objetivo sea reforzar nuestra institucionalidad, así como con las iniciativas que
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sumen a un mejor ambiente de confianza, de negocios, de hacer empresa, empresarios y trabajadores en conjunto. Estén seguros de que promoveremos siempre las mejores prácticas en ese sentido.
Quiero señalar también que así como confiamos en que los tribunales juzgarán debidamente los casos mencionados, hay miles de empresarios a lo largo de Chile, de distinto tamaño, pequeños, medianos y grandes, quienes junto a sus colaboradores, día a día, trabajan apegados irrestrictamente a la legalidad y a la ética.
Hemos llegado como país a una posición destacada a nivel mundial en distintos aspectos, en el ámbito político, económico, social y cultural.
Todo ello, nos ha convertido muy legítimamente en una nación confiable, tanto para inversionistas y empresarios nacionales como extranjeros. Eso no podemos ni debemos perderlo, porque es uno de nuestros mayores y más preciados atributos como país.
Ello se logra -sin duda- sobre la base de conductas éticas, responsables y que muchas veces trascienden el interés individual para aportar a la sociedad.
Esos miles de empresarios, independiente de su tamaño, guiados por las reglas del libre mercado, han construido, en conjunto con todos los chilenos, un país más próspero, tanto en el ámbito social como económico, lo que ha redundado en un sostenido crecimiento a través de décadas, del que todos nos sentimos partícipes.
Ese es el espíritu que representa la Confederación de la Producción y el Comercio que ahora presido y sé que cada una de las ramas integrantes lo promueve permanentemente entre sus propios asociados.
En consecuencia, y así lo hemos recalcado hace algunas semanas, seguiremos impulsando la libre y leal iniciativa privada en condiciones de equidad, transparencia y responsabilidad, lo que contribuirá al desarrollo de industrias de productos y servicios de todos los sectores productivos.
Lo haremos con la mejor disposición al diálogo, buscando consensos y acuerdos en beneficio de Chile, aportando nuestra visión, experiencia y conocimiento concreto de las especificidades de cada sector productivo que compone nuestro gremio.
Como legítimos representantes del empresariado nacional, adherimos irrestrictamente a la promoción y ejecución de iniciativas que nacen de la innovación y creatividad de personas y organizaciones.
Reitero en consecuencia -y ahora como presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio- los principios y valores de la libertad y el emprendimiento que nos caracterizan como empresariado y que son propios de nuestro modelo económico.
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Así también, estamos convencidos de que ellos conducen a una sociedad más próspera con oportunidades de progreso y mejor calidad de vida para todos.
Quisiera referirme ahora a un tema que ha sido largamente discutido en los últimos años en nuestro país como eje del desarrollo, me refiero a la productividad.
Esto es particularmente relevante, dado que no existe en el mundo un país que haya alcanzado el desarrollo sin un crecimiento sostenido en su productividad.
Ésta, está determinada por el avance tecnológico, los ciclos económicos y también por las políticas públicas que afecten la eficiencia con la que opera la economía.
Ahora, dada la estabilidad macroeconómica que nos ha caracterizado como país, toma especial relevancia el avance en temas microeconómicos, en particular el desarrollo de capital humano. La formación y capacitación, junto con políticas que favorezcan una mayor adaptabilidad laboral son muy relevantes para mejorar los indicadores de eficiencia y productividad de nuestro país.
Y tenemos muy claro, que la tarea de incrementar nuestra productividad, no es sólo propia del sector privado, sino también del Estado, el que debiera ser actor muy activo en tal sentido.
Me refiero con ello al indispensable rol que juega en esta materia la institucionalidad regulatoria. En ese aspecto, es fundamental que los distintos organismos que regulan el funcionamiento de empresas de todo tipo o proyectos productivos cautelen los intereses de la sociedad.
Pero también lo es, en igual medida, que sean organismos eficientes y que estén debidamente coordinados entre sí, de manera que no se transformen en un obstáculo insalvable o dilatorio para el desarrollo de proyectos de inversión.
Quiero ser muy explícito en esto, no pretendemos en lo absoluto, soslayar el rol normativo y la función que tienen en cuanto a nuestra institucionalidad, pero necesitamos como empresarios, que contribuyan en igual medida y con una visión de largo plazo al desarrollo de Chile.
Con ello, a su vez, aportarán indudablemente a mejorar la productividad del país, con el beneficio común que esto significa para trabajadores y empresarios.
Quiero concluir estas palabras, agradeciendo la responsabilidad que me han confiado hoy ustedes.
Mi respuesta ante esta confianza, será trabajar incesantemente, con responsabilidad, voluntad, dedicación y esfuerzo para el fortalecimiento de esta Confederación de la Producción y el Comercio y sus ramas asociadas.
Fuente:CPC www.chilemineria.cl