Diego Hernández explicó que la millonaria adquisición de la mina Zaldívar buscó «mandar una señal» que mejore «el clima de crispación que vive el país» en torno a las reformas.
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El presidente ejecutivo de Antofagasta Plc, Diego Hernández, justificó la decisión de la compañía de adquirir la mina de cobre Zaldívar en el objetivo de «mandar una señal: queremos mejorar el clima de crispación del país».
El ejecutivo se refirió así a la adquisición, que se transformó en una de las mayores compra de activos locales hecho por una empresa de capitales chilenos a una firma extranjera.
La operación, por un monto de 1.005 millones de dólares, despertó críticas entre analistas que consideraron que el precio fue demasiado alto considerando los actuales valores del metal rojo. En Londres, las acciones de la firma descendieron 4,1% el viernes.
«Somos una empresa minera que cree en el cobre. En este momento hay una coyuntura de mercado un poco más compleja, pero como tenemos un balance (financiero) bastante sólido, estamos tomando justamente una oportunidad para invertir más en cobre en este período y hacernos del 50% de una mina que es competitiva», justificó Hernández, en una entrevista al diario «El Mercurio».
Al mismo tiempo, argumentó, «con la compra de Zaldívar estamos mandando una señal: estamos dispuestos a mejorar este clima de crispación, estamos haciendo una inversión grande en el país».
El ejecutivo reconoció que el clima de inversión en Chile se ha «deteriorado» por el escenario generado en torno a las reformas impulsadas por el Gobierno, entre ellas la tributaria.
«Lo peor de la reforma tributaria no es el aumento de tasa: es que es una reforma muy difícil de llevar a la práctica. ¡Es kafkiana!», aseveró.
«El consenso hoy es que hay que hacerle cambios mayores para que pueda operar, porque es extremadamente complicada, enredada y difícil de interpretar. Es una mala reforma tributaria y es el momento para poder mejorarla», agregó.
Hernández también consideró que la reforma laboral «no aborda los verdaderos desafíos que tiene el país y refuerza una mirada obsoleta de la relación entre sindicatos y empresas».
En este plano, recomendó, también es necesario «que se despeje cualquier otra reforma fundamental que está en el aire, como la constitucional».
«Las reformas tienen que ayudar al crecimiento económico y a la equidad, y no ser reformas retrógradas», aseveró.
Fuente:La Tercera
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