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AGUA, INNOVACIÓN Y SUSTENTABILIDAD, «SALADA» ECUACIÓN

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La complejidad que plantea la escasez hídrica requiere de nuevas y creativas soluciones, exige abrirse a una cartera de opciones sin descartar ninguna.

El sostenido crecimiento económico del país en los últimos años generó grandes beneficios para nuestra sociedad. Pero con ello surgieron también múltiples desafíos. Un reto sin precedente tiene que ver con el suministro de agua para soportar el desarrollo de las actividades industriales y el crecimiento urbano en la zona norte. Se trata de un desafío apremiante que requiere una mirada país con visión de largo plazo, que sume actores, que reconozca su complejidad incluso más allá de los aspectos normativos, que incorpore equidad, trabajo multisectorial y generosidad. En definitiva, la gestión hídrica representa una de las dimensiones que impone el desafío del desarrollo sustentable del país.

A pesar de la magnitud de estos retos -empeorados por los últimos cinco años de sequía-, las regiones del país no cuentan con una estrategia de recursos hídricos que sugiera y favorezca una búsqueda colectiva de soluciones, que en principio exige abrirse a una cartera de opciones sin descartar ninguna.

Aquí la innovación se transforma en un gran aliado para el desarrollo sustentable. Por ejemplo, para enfrentar el reto que significa la disponibilidad de agua en calidad y cantidad adecuadas, hoy en día se exploran alternativas como el trasvase entre cuencas, el reuso de agua tratada o no tratada, la captación de neblina, la precipitación artificial y, en forma más reciente, el transporte de agua por tuberías submarinas y terrestres, o a través de barcos y bolsas gigantes. Pero dentro de las opciones más exploradas y utilizadas, en especial para el sector minero, están la desalinización de agua de mar y el uso de agua de mar directamente en procesos productivos. Se trata de soluciones más conocidas y probadas, en particular la desalinización.

Sin embargo, la implementación de estas alternativas conlleva nuevos desafíos, no siempre tomados en cuenta. Entre los que se pueden mencionar incluyen: la disponibilidad de energía para transportar las aguas desde la costa hasta las faenas, el desarrollo de materiales y equipos capaces de resistir la corrosión de los sistemas de distribución de agua salada, los efectos del uso de agua salada para la extracción eficiente de cobre u otros minerales, el desarrollo de una planificación territorial y urbana acorde al incremento de población por mayor actividad económica en la zona, el monitoreo y mitigación de la potencial contaminación de acuíferos, el monitoreo de bahías costeras por emisión de aguas salinas y la mitigación de la potencial salinización de suelos, entre otros.

Probablemente estos nuevos desafíos surgirán y se harán más evidentes conforme los nuevos proyectos mineros comiencen a ser implementados y entren en operación. Aquí la innovación nuevamente propone un camino, como es la búsqueda permanente de opciones, el compartir aprendizajes, la articulación de actores y la búsqueda de una visión y estrategias regionales que promuevan un desarrollo más sustentable.
Por Juan Ramón Candia, Gerente de Sustentabilidad de Fundación Chile.
Fuente/quepasamineria
https://www.facebook.com/chileenergia.cl

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