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SINDICATOS DE CODELCO REVELAN LOS EPISODIOS QUE PRECIPITARON LA CAÍDA DE KELLER
Asocian salida del presidente ejecutivo a su gestión y a lo vivido con el Proyecto Quetena.
A una semana de la polémica remoción de ahora ex presidente ejecutivo de Codelco, Thomas Keller, recién ayer la Federación de Trabajadores del Cobre (FTC), que reúne a los sindicatos de la minera estatal, calificaron la decisión del directorio como «plenamente acertada» por un «fuerte deterioro en el capital técnico y social» de la compañía.
Los trabajadores plantearon problemas serios en la gestión de los proyectos estructurales y falta de credibilidad -que se vieron reflejados en una caída de la producción y en un aumento descontrolado del ítem de costo de servicios de terceros-, pero no asumieron haber sido los precursores de la caída del ejecutivo, como aseguraron de desde un primer momento varios actores de la esfera pública.
Específicamente, los dardos apuntaron hacia los sindicatos de trabajadores de una división en particular: Chuquicamata.
Los tres sindicatos más importantes de la división coinciden en que desde los inicios de la administración de Keller se hicieron evidentes varios puntos de inflexión, y que, a pesar de que a principios del año pasado hubo instancias para mejorar las relaciones, estas no prosperaron.
El presidente del sindicato de trabajadores N°2, Jeremías Olivares, relata que la credibilidad fue uno de los factores que terminaron por fracturar irremediablemente las relaciones con los trabajadores.
Por ejemplo, recuerda que el año pasado, estaban enfrentados al cierre de la extensión norte de Mina Sur (por la carencia de óxidos) lo que ponía en jaque directamente la empleabilidad de cientos de trabajadores. Para paliar esta posibilidad, se comenzó a evaluar la ejecución del Proyecto Quetena, como una esperanza que evitara buena parte de los despidos. Si bien en ese momento, asegura Olivares, Keller se reunió con los trabajadores y se comprometió a trabajar de forma conjunta en instancias posteriores, esto nunca se concretó, a pesar que ya habían trabajado en una propuesta entre abril y octubre que demostraba la viabilidad de la ejecución de ese proyecto.
«En algún momento se juntó con nosotros, nos mencionó que íbamos a trabajar en conjunto, que nos ibamos a seguir reuniendo, pero nunca más se juntó. Después salieron por la prensa con otro discurso totalmente distinto a lo que habíamos conversado», se queja Olivares.
Precisamente, para el presidente del sindicato N°1, Hilario Ramírez, el episodio del Proyecto Quetena, representa en principio una instancia en que se pretendió «recomponer las conversaciones», a pesar de los malos resultados.
En tanto, según Ramírez, lo sucedido por Quetena es sólo una más de las consecuencias de una cuestionada gestión. Desde su perspectiva él el conflicto se gestó mucho antes.
«La confianza se quebró cuando tuvimos que hacer un paro nacional por los malos resultados que él tenía en la corporación el 11 de julio de 2012. El paro era para demostrarle lo mal que estaba conduciendo la empresa. Ese fue ya el quiebre definitivo», recuerda.
Una mirada más transversal es la que tiene el presidente del sindicato N°3, Hernán Guerrero, quien señala que la destitución de Keller representa una decisión lógica que «no debería haber tenido mucho análisis, porque llegó con la administración del gobierno anterior».
Sin embargo puntualiza que «la génesis del problema está en el estilo de administración que implementó Keller, cerrando todo espacio de participación y conversación con los trabajadores».
Agrega: «El resto de los temas son parte de la cazuela (…). El paro, las marchas y Quetena son las consecuencias que tuvo su estilo de administración».
En este sentido, los presidentes de los tres sindicatos más importantes de la división coinciden en identificar la «falta de diálogo» como otro de los factores detonantes de un complejo clima laboral.
Jeremías Olivares, del sindicato N°2, enfatiza: «No se comprende que un presidente ejecutivo tenga que culpar o buscar responsables en los trabajadores para tapar la ineficiencia de su mala gestión».
Ahora, los dirigentes esperan que el próximo presidente ejecutivo de Codelco tenga un perfil técnico, con un liderazgo positivo y, como elemento clave, una buena relación con los trabajadores.
«El desafío es manejar las presiones»Director de Cesco:
La polémica que instaló a los trabajadores de Codelco como un factor decisivo para impulsar la salida de Thomas Keller de la presidencia ejecutiva fue abordada por divesos actores durante la última semana.
Uno de ellos, el director ejecutivo de Centro de Estudios del Cobre y la Minería (CESCO), Juan Carlos Guajardo, declaró públicamente que el futuro de Codelco es preocupante y que la cultura laboral en la empresa es el factor más relevante que debe enfrentar la compañía hacia el futuro.
Asimismo, indicó que tras este episodio, uno de los desafíos más importantes de Codelco será el manejo de las presiones sindicales.
Según Guajardo, «los antecedentes que hay permiten ver que hubo una posición de parte de los trabajadores de plantear un discurso de que había una mala gestión en Codelco, que se impuso a nivel político, y se expresó en una decisión en los nuevos directores que entraron en esta ocasión».
Agrega que «el eje de esta conversación no es la gestión de Thomas Keller sino cuál es la relación con los trabajadores y eso no es una buena señal».
Fuente:lasegunda.com