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LAS DUDAS QUE DESPIERTAN LAS REFORMAS ECONÓMICAS DE CHINA

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La apertura que impulsa el gigante asiático abrió en el último tiempo una diversidad de pronósticos sobre su futuro. ¿Cómo podría impactar a exportadores como Chile? Éstas son algunas visione

 

 

Catorce años atrás China no tenía multimillonarios en los registros internacionales. Hoy -dice la consultora The Beijing Axis- hay 122. La transformación económica que está experimentando el gigante de Asia desde fines de la década de los 70 está dando sus frutos y, ahora, vive un nuevo momento clave.

La estrategia de crecimiento basada en la inversión -principalmente en infraestructura- está dejando de ser lo suficientemente rentable para mantener y aumentar el ritmo. Para este año se espera un alza de 7,5% en el PIB, levemente menor al 7,7% de 2013. Por eso, llegó el momento de cambiar la fórmula para seguir progresando, explican Franco Capurro y Federico Tabja, de OneKey Ventures, firma que atrae capitales desde China a Chile.

La desaceleración del país asiático mantiene expectante al mundo minero. Hay dudas de cómo evolucionará esto y su efecto en el consumo y precios de minerales, como el cobre. Esto se conjuga con que los indicadores que han salido a la luz pública no son concluyentes sobre el estado de salud de la economía. En Bci Estudios dicen que, a principios de año, los inversionistas esperaban un drástico retroceso en cifras de actividad para 2014, lo que contagió a las acciones de firmas relacionadas con materias primas industriales. Sin embargo, eso cambió al conocer la meta de crecimiento para este año y el dinamismo efectivo del primer trimestre, cuando la economía subió 7,4%. Esto modificó la visión negativa, aunque se mantiene la cautela, dice Felipe Ruiz, analista Equity Research de este banco.

Es más. El reciente indicador de actividad manufacturera de mayo se ubicó por sobre lo esperado. Los analistas estiman que se debió, en parte, a los efectos del pequeño plan de estímulo fiscal que consiste, entre otras cosas, en la emisión de bonos por unos US$ 24.000 millones para fomentar infraestructura ferroviaria.

En circunstancias que la mayor parte del cobre que consume China está destinado al sector infraestructura y construcción (según Cochilco, 34% y 21% en 2005), el cómo se realiza la transformación de su economía toma real importancia para las firmas mineras.

Las grandes reformas de 2014

A fines de 2013, el Partido Comunista de China realizó el tercer plenarium, una de las reuniones más importantes del año, donde sus líderes adoptan políticas en distintos ámbitos. Ahí se selló el rumbo de la economía para este año, donde se busca dar un nuevo impulso al plan de reformas a través de una serie de nuevos lineamientos. Aunque las propuestas aún no se aterrizan del todo, el gobierno estableció directrices como que el mercado tendrá un rol preponderante en la economía, se abolirá el trabajo forzado para quienes cometan delitos menos graves, se flexibilizará la ley del hijo único, se cambiará el registro de vivienda (hukou) y se hará una reforma agraria.

Todos estos aspectos -explican académicos- son necesarios porque ya no hay las mismas condiciones en las que se basó su crecimiento en las últimas dos décadas. Por ejemplo, la mano de obra se ha encarecido, por lo que innovación y tecnología son fundamentales. También hay propuestas que buscan lograr una mayor contención social.

Para Capurro y Tabja, a nivel económico, la reforma agraria puede ser uno de los cambios más importantes de último tiempo en China. Esto, porque el fenómeno que está detrás es el paso de la población del campo a la ciudad.

En ese sentido, esta reforma busca conceder derechos a los campesinos a poseer, usar, aprovechar y transferir sus tierras, así como el derecho a utilizar su propiedad de la tierra como garantía en futuras transacciones, consignaron medios internacionales. Esto ayudaría a dos cosas. Primero, abrirá oportunidades empresariales en la agricultura para aumentar la producción de diversos alimentos, según explica un informe de The Beijing Axis. Y, en segundo lugar, serviría para suplir uno de los grandes déficits que tiene la migración de las personas. Hasta el momento, cuando alguien llega a vivir a una ciudad, parte prácticamente desde cero. Se apuesta a que, con estos cambios, podrán mejorar su condición económica a su llegada a la ciudad.

El proceso de urbanización ha sido muy rápido y no detendrá su ritmo. Si en Europa esto pasó en varios siglos, aquí ha sido en décadas, lo que abre una serie de desafíos, explica Julie Kim, directora ejecutiva del Centro Asia Pacífico, de la Universidad Diego Portales. La meta que se ha puesto el gobierno es tener 1.000 millones de habitantes en ciudades en 2025, algo que sin duda lo ayuda a cumplir sus metas, porque la concentración de la población y de las industrias les permite manejar mejor las variables que intervienen en estos dos sectores. En lo social, por ejemplo, acelerar la urbanización permite dar respuesta a las mayores expectativas de calidad de vida que tienen los chinos.

Esta transformación se combina, además, con la reforma al hukou, sistema de registro de vivienda que permite identificar a un ciudadano como residente de una zona rural o urbana, dándole acceso a los servicios del Estado en esa zona en específico. El problema que se creó fue que gente del campo que buscó mejores condiciones en la ciudad no tuvo acceso a servicios básicos debido a este registro y, por lo tanto, su estándar de vida se volvió precario, con pésimas condiciones de vida. Con la reforma se busca solucionar estos inconvenientes y normalizar la situación de millones de personas.

Oportunidad de cobre

Más que la desaceleración económica, a los chinos les preocupa la inflación, porque el alza en los precios de distintos bienes y productos no se ha detenido (ver entrevistas relacionadas). Pese a ese fenómeno, el consumo no se ha frenado. Por ejemplo, en febrero se informó que en 2013 las ventas al por menor alcanzaron unos US$ 3,8 billones, 13,1% más que en 2012. Uno de los grandes mercados que ha evolucionado es el del lujo, donde China se está posicionando dentro de los tres primeros países en consumo de este tipo de productos. En este escenario es donde el cobre y otros minerales tienen enormes oportunidades, ya que actualmente su consumo se destina a infraestructura y construcción, pero hay otras alternativas en bienes de consumo. Pensar en 1.000 millones de chinos consumiendo productos tecnológicos o automotrices implicará necesariamente un alza en la demanda de minerales, coinciden distintos expertos.

Pero no sólo eso. Para países como Chile -dicen Capurro y Tabja-, estas transformaciones abren oportunidades para introducir alimentos y vinos, por ejemplo, especialmente en las denominadas ciudades de segundo orden, que tienen millones de habitantes, pero son menos visibles desde esta parte del continente que Shanghái o Beijing.

De todos modos, respecto al cobre, este nuevo ciclo económico chino implicará que la demanda de este commodity requerirá de unas 400 mil toneladas adicionales por año, explica John Johnson, a cargo de la operación de la consultora internacional CRU Group en ese país asiático. El año pasado el país consumió 9,7 millones de toneladas del mineral, de un mercado mundial de 21 millones de toneladas.

El reclamo de Yue Yuen

Una huelga que reunió hasta 40.000 manifestantes y que se extendió por dos semanas durante abril es uno de los acontecimientos sociales más importantes de los últimos años en China. Trabajadores de la empresa Yue Yuen, que provee a firmas como Nike, se movilizaron para conseguir mejoras en sus condiciones, algo que se está transformando en tendencia en China, así como el reclamo por temas medioambientales y actos de corrupción, explican en el Centro Asia Pacífico de la Universidad Diego Portales (UDP).

Según Kim, ha habido un aumento explosivo en la cantidad de incidentes grupales y de gente involucrada en protestas. Esto ha llevado a que el gasto en seguridad interna durante los últimos años esté superando al que se realiza en defensa externa, dice. Según medios internacionales, el presupuesto en defensa en 2013 fue de US$ 114.000 millones, mientras que en temas internos llegó a US$ 124.000 millones.

Este fenómeno de movimientos sociales -dice Kim- se complementa con el uso cada vez más masificado de redes sociales, especialmente en las principales ciudades del país. Aunque Twitter y Facebook no se pueden usar en China, hay símiles que son mucho más potentes y versátiles. A través de estas plataformas se organizan para manifestarse o para denunciar hechos de corrupción.

Pese a que no hay una apertura política, el gobierno ha dado concesiones a la ciudadanía en temas como el medioambiental y, sobre todo, de corrupción. De hecho, el presidente Xi Jinping ha sido claro en que pondrá mano dura ante estos hechos, sin importar quién tenga que caer: “Tanto tigres como moscas”, graficó.

Fuente:www.quepasa.cl

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