El proyecto de la División Andina de Codelco enfrenta su etapa final dentro de la legislación ambiental, un proceso de polémica y sinsabores que han enfrentado a la cuprífera estatal con la comunidad organizada, ediles, movimientos ecologistas y hasta sus propios fantasmas internos.
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Para las 11 horas de hoy fue citado en las dependencias del Servicio de Evaluación Ambiental (SEA), en el centro de Santiago, Ricardo Palma Contesse, gerente general de la División Andina de Codelco. Al funcionario le corresponde exponer la Adenda N°1 del Estudio de Impacto Ambiental de la “Expansión Andina 244”, un complejo entramado de 400 páginas que en términos gruesos busca agrandar la capacidad de extracción de la División, y de paso su vida útil, pero cuyo desarrollo causa escozor en las organizaciones ambientalistas y en gran parte de los alcaldes de la docena de comunas que serían afectadas por el que es considerado como el proyecto de mayor envergadura ambiental que se está tramitando hoy en Chile.
Y es que a una semana de vencer un plazo varias veces pospuesto, Codelco ingresó la semana pasada un añadido a la presentación ambiental de enero de 2013, documento que busca dar respuesta a las más de 2 mil observaciones que le hicieron los servicios públicos,y en general las comunidades que serán afectadas, al megaproyecto que con una inversión de 7 mil millones de dólares intervendrá más de 3.280 hectáreas en 12 comunas de las regiones de Valparaíso y Metropolitana.
Durante este período, Codelco se reunió con buena parte de los involucrados en las comunas de Los Andes, Lo Barnechea, Colina, Calle Larga, Til Til, Llay Llay, Hijuelas, La Calera, La Cruz, Quillota, Quintero y Puchuncaví, para intentar despejar las múltiples dudas que deja el proyecto, sobre todo tras la voluntad manifiesta de la estatal de intervenir 5 glaciares de roca en la alta cordillera, y las consecuencias que ello tendría para el ecosistema de la zona. También el uso de las aguas de los ríos Aconcagua y Colorado son un tema de ardua discusión. Y finalmente se cuestiona que existan reales oportunidades laborales para los habitantes de la zona en disputa, uno de los puntos que Codelco ha utilizado para la defensa de su proyecto.
Sara Larraín, de Chile Sustentable, señala que si bien en la Adenda 1 hay una minimización de muchos de los impactos contenidos en el proyecto original, el proyecto en sí mismo amenaza con un descalabro ambiental en la zona más poblada del país. “El proyecto tiene varios problemas graves. Sigue con una intervención directa sobre los glaciares, con destrucción de roca por parte de maquinaria pesada, y con una disposición de material de descarte sobre los glaciares que implica un aumento en la velocidad de desplazamiento. Además tiene serios problemas de polvo, porque es un proyecto a rajo abierto y todas las detonaciones y el polvo aumentan sustantivamente con ello. Acá no estamos hablando de que afectará sólo de la cuenca del río Aconcagua, sino que también de glaciares hacia el sur incluyendo la cuenca del Río Colorado en el Cajón del Maipo”.
Dice que el impacto sobre las cuencas del Aconcagua y el Maipo son lo más peligroso, ya que estas sirven como valles de producción agrícola para las áreas pobladas más grandes del país y dependen de la calidad de las aguas para sus riegos. También habría un problema serio con el tranque de relave, cuyas toneladas de residuos, incluyendo metales pesados, escurrirían hacia el interior de la tierra contaminando las napas subterráneas. Finalmente, está el tema del aumento de los trenes con material hacia el puerto de Ventanas, su destino final, un lugar ya con serios problemas de contaminación y hacinamiento.
Bajo esa lógica, algunas acontecimientos externos le han quitado bríos al proyecto. Entre ellos, la fuerte oposición de los trabajadores sindicalizados de la División, sectores que ponen en duda el plan de inversiones de Codelco y aseguran que el mal manejo de la cuprífera en los últimos años es una acción encubierta tendiente a su privatización. También parlamentarios como el senador Alejandro Guillier, y ediles como el alcalde de Lo Barnechea Felipe Guevara, desde distintos ángulos han sido férreos opositores al proyecto.
Asimismo el cambio de Gobierno ha puesto un componente político que no deja de ser llamativo, con la salida del cuestionado Thomas Keller y su reemplazo por Óscar Landerretche en mayo pasado.
Sin embargo, en Codelco hay optimismo. “Hoy tenemos un mejor proyecto, con más información y nuevas medidas que se hacen cargo de las principales preocupaciones y que reducen los impactos del proyecto sobre su entorno”, aseguró René Aguilar, vicepresidente de Asuntos Corporativos y Sustentabilidad de Codelco, el jueves pasado al presentar la Adenda del proyecto que permitiría al mina sobrevivir hasta 2085 y aumentar su producción anual a 600 mil toneladas de cobre.
Entre estas modificaciones estuvo cambiar la configuración de la mina, que pasó de subterránea a ‘cielo abierto’, la reducción de seis a cinco del número de glaciares de roca afectados,y ampliar la zona del estudio de dispersión de material particulado en el área cordillerana, ya que la anterior no satisfizo al SEA. También Codelco ejecutará un Plan de Estudio y Seguimiento de Glaciares durante toda la vida útil del proyecto, que permitirá seguir el comportamiento ambiental de la zona, además de mejorar el consumo y calidad de las aguas gracias dos plantas de tratamiento de éstas.
Respecto a las oportunidades laborales, Codelco se compromete a generar empleabilidad para los habitantes de las comunidades cercanas al proyecto, con apoyo a liceos técnicos, a la capacitación,y al fomento al emprendimiento que permitirá generar cerca de 18 mil puestos de trabajos para hombres y mujeres del sector.
El SEA ahora debe comenzar el proceso de análisis del proyecto, esperándose que haya un pronunciamiento institucional en los próximos meses.
Fuente/eldinamo https://www.facebook.com/ChiledesarrollosustentableCDS