Señala que este escenario también ayudará generar un mejor entendimiento entre la minería y sus interlocutores.
.
.
.
A US$ 2 la libra de cobre, la industria minera es distinta, obligada a un proceso de cambio para ajustarse a esta nueva realidad. Esta transformación tendrá un correlato en el mapa de éste sector, a raíz del lento avance que están teniendo nuevos proyectos, frente a la prioridad que tendría la compraventa de activos.
En paralelo, el gremio que agrupa a los grandes actores locales de este sector, realiza hoy junto a Icare un seminario para analizar el desarrollo de esta actividad en el mediano y largo plazo.
Joaquín Villarino, presidente ejecutivo del Consejo Minero, dice que “este país necesita discusiones con más tiempo y más pausa”, y que por eso impulsaron “Otra mirada para el crecimiento”, donde junto al gobierno y los trabajadores analizarán el momento actual.
-¿Qué sensación hay en la minería con esta nueva baja del cobre?
-Hay una barrera sicológica respecto a los US$ 2 que genera una cierta alarma por el impacto que tiene en los ingresos fiscales. Los cálculos llevan a pensar que de mantenerse este nivel de precio, podríamos tener este año en torno a US$ 600 millones de menores ingresos respecto de lo proyectado.
-¿Cómo ve esto la industria?
-La industria hace más de dos años comenzó a aplicar planes para ajustar costos que se habían disparado. A nivel mundial, las compañías se han ido reorganizando, desprendiéndose de activos menos eficientes, mejorando procesos, disminuyendo el número de trabajadores. También se han hecho algunas disminuciones de producción. Ha habido un cambio importante que no es producto de esta coyuntura, sino de una visión de que vendría un periodo menos bueno. Por lo tanto, hay que ser más eficientes, disminuir costos. Además, se busca mejorar la productividad, lo que está vinculado a la innovación y la formación.
-Pero eso es de largo plazo. En el corto plazo, ¿dónde hay espacio?
-Con diez años de buenos precios se instalan formas de llevar adelante la actividad que hoy demuestran ser ineficientes. Tenemos que repensar la industria, adecuarnos a los nuevos tiempos, soltar carga innecesaria, botar grasa y esto, obviamente, toma tiempo. Las medidas de corto plazo están muy alineadas con lo que se ha venido haciendo.
-¿Se recortará más la producción?
-No tengo información, pero no me cabe duda de que si con US$ 2 algunos yacimientos decidieron reducir producción, a US$ 1,80 vamos a tener más yacimientos haciéndolo.
-Con los recortes de costos aplicados, ¿están en un buen pie para enfrentar estos dos años?
-Hay yacimientos y yacimientos, es difícil dar una regla general, pero creo que los que sufrirán más serán los pequeños y medianos mineros. Los grandes suelen tener varios commodities o yacimientos con costos distintos, que permiten equilibrio, pero un precio menor de manera constante generará paralización en algunas faenas. De todos modos, creo que estaremos en este nivel de precio, por lo que no debiésemos tener recortes de producción relevantes.
-¿Esta coyuntura podría llevar a ralentizar proyectos nuevos y optar por la compra de activos operativos?
-Esto tiene dos partes. Una, vinculada con la decisión de inversión teniendo en cuenta el precio de mediano y largo plazo, y la otra de estar en el país y desarrollar proyectos. Es evidente que con estos precios ha habido cierta postergación y una focalización en eficientar las actuales operaciones. Algunos de los grupos mineros en el mundo están con altísimos niveles de endeudamiento, entonces, el entorno internacional está haciendo que exista una postergación de inversiones. No obstante, hay grupos que podrían desarrollar nuevos proyectos o comprar aquellos que se desprendan las compañías.
Ahí está la disyuntiva. Si tenemos grupos que se están desprendiendo de faenas, es más fácil comprar. Habrá un reordenamiento de propiedad, antes que nuevos proyectos.
-¿Están las condiciones para invertir en el país?
-Hemos visto cómo desde hace más de cuatro años, llevar adelante proyectos mineros se ha convertido en algo extremadamente complejo. La obtención de permisos es lenta, hay problemas de certeza jurídica, existe un proceso de modificación del marco jurídico. Existe un repensar, redibujar, reescribir muchas reglas. Eso hace que, naturalmente, quienes tengan que tomar decisiones de inversión se tomen un respiro.
-¿Las ventas que se han dado en el país, son algo positivo?
-La razón fundamental de ellas es por decisiones de reestructuración empresarial, más que por un cambio en el ambiente de inversión. Esto no excluye la existencia de señales que han llevado a los inversionistas a postergar proyectos. Hay mucha normativa sobre la mesa que genera que un inversionista diga con mucho respeto “Chile tiene derecho a redefinirse, pero hasta que usted no me diga para dónde va a salir corriendo, yo no me voy a sumar a la carrera”. No es una amenaza, sino una reacción natural. Nosotros creemos que muchas de ellas son positivas y hay que sumarse de forma proactiva y propositiva.
Fuente: Diario Financiero www.chilemineria.cl