Las baterías de autos eléctricos y celulares alimentan la alta demanda del mineral.
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Los vehículos eléctricos de Tesla Motors no sólo han sacudido la industria, sino que también están reconfigurando los mercados de metales.
La automotriz de Elon Musk y otros fabricantes de autos eléctricos están demandando grandes cantidades de este material liviano, apodado «petróleo blanco» por su uso en las baterías de iones de litio con las que funcionan los autos eléctricos.
Los precios del carbonato de litio subieron 47% en el primer trimestre frente a la cotización promedio de 2015, según Benchmark Mineral Intelligence. El año pasado, los precios del litio avanzaron 28% pese a que la mayoría de los metales y las materias primas estaba por los suelos.
Un informe de Goldman Sachs estima que la demanda de litio podría triplicarse hasta 2025, a 570.000 toneladas, impulsada por su uso en los autos eléctricos y los teléfonos inteligentes.
Tesla proyectó la semana pasada ventas de 500.000 automóviles para 2018 y la producción de un millón de unidades para 2020, gracias en parte al lanzamiento de su Model 3, que valdría en Estados Unidos unos US$ 35.000, alrededor de la mitad del precio de su sedán Model S. La compañía informó que los pedidos de su Model 3 se acercan a 400.000.
Esos vehículos requerirán grandes cantidades de litio. «Para fabricar medio millón de unidades al año (…) necesitaríamos básicamente absorber toda la producción mundial de iones de litio», dijo Musk el 31 de marzo, cuando presentó el Tesla Model 3. Goldman Sachs dice que una batería del Model S tiene más litio que 10 mil smartphones.
Aunque la corteza terrestre contiene enormes cantidades de este metal, es difícil extraerlo. La mayoría de los yacimientos se encuentran en lugares remotos y plantean desafíos técnicos y logísticos grandes. En todo el mundo hay alrededor de media docena de grandes depósitos de litio en producción, distribuidos entre Chile, Argentina y Australia.
A diferencia de otras materias primas, el litio carece de un mercado al contado y no se negocia en ninguna bolsa. Los precios se acuerdan directamente entre compradores y vendedores.
Buena parte de la demanda proviene de China, donde están usando baterías de litio en buses eléctricos y otros vehículos.
En poco más de un año, el precio del equivalente a una tonelada de carbonato de litio se disparó de US$ 6.000 a principios de 2015 hasta un máximo de US$ 20.000, dice Anthony Tse, director gerente de Galaxy Resources, una compañía que opera depósitos de litio, con activos en Argentina, Australia, Canadá y China.
Galaxy posee en Argentina Sal de Vida, un depósito ubicado entre las provincias de Salta y Catamarca que se halla en el denominado «triángulo del litio», un área que comprende partes del norte de Chile, el sudoeste de Bolivia y el noroeste de Argentina.
Los compradores
China y el resto de Asia están impulsando la demanda. De acuerdo con un informe de Nomura, China representó 68% del consumo mundial de baterías de litio en 2015. Se prevé que esa cuota crezca debido a que el país se está volcando cada vez más a las baterías de litio para alimentar su sector de transporte.
Para 2020, Beijing quiere tener en las carreteras cinco millones de vehículos con nuevas fuentes de energía y 200.000 buses eléctricos. «Eso implicará un fuerte crecimiento continuo de la demanda de litio en ese país», señala Tse, de Galaxy.
El litio no es el único beneficiario de lo que algunos han pasado a llamar «el efecto Tesla». La demanda de aluminio, que se usa en autos más livianos, y de cobre, también podría crecer. Un auto eléctrico usa 60 kilos de cobre, cuatro veces más que uno diésel, según el productor cuprífero Mantos Copper. Los analistas advierten que, al contrario, la demanda de platino y paladio podría disminuir. Estos metales se usan principalmente en convertidores catalíticos.
A pesar de la demanda de litio de parte de los fabricantes de autos eléctricos, algunos advierten que el metal podría más adelante ser víctima de un exceso de suministro. Ejecutivos del sector dicen que la demanda podría ser robusta durante tres a cinco años. Después, la oferta podría exceder la demanda.
Graham Kerr, presidente ejecutivo de South32, se muestra cauteloso a la hora de invertir en un mercado basado en una tecnología de rápida evolución. «(El litio) es uno de esos típicos commodities de nicho que pueden ser la sensación del momento, pero si la tecnología se mueve en otra dirección, no tiene usos múltiples», enfatiza.
Algunas grandes mineras miran con atención el alza de los precios del litio, pero no han decidido si es hora de ingresar. «Vamos a observarlo (…) pero incluso en algunas de las proyecciones más optimistas, es un mercado relativamente pequeño», dice Andrew Mackenzie, presidente ejecutivo de BHP Billiton. Agrega que es un mercado que la mayor minera del mundo probablemente no explotará.
-Rhiannon Hoyle y Yifan Xie contribuyeron a este artículo.
Fuente: Economía y Negocios www.chilemineria.cl