El líder de la estatal adelanta que poner nuevas restricciones a la industria sería “catastrófico” para la economía de Chile y asegura que han entregado todas las garantías a sus trabajadores.

Semanas complejas atraviesa Codelco, ante el aumento de contagios que se ha visto en sus dotaciones, lo que llevó a detener parte de las operaciones en la división Chuquicamata, donde se concentra uno de los brotes importantes al interior de la empresa, y que ya acumula cinco dependientes fallecidos. El presidente ejecutivo de la firma, Octavio Araneda, defiende la gestión de la compañía, y asegura que ninguna fiscalización de parte de las autoridades ha detectado faltas o desviaciones en los protocolos, los que han sido desarrollados junto a expertos en infectología.

A nivel operacional, la firma ha logrado mantener la continuidad de sus faenas, aunque todo parece indicar que el segundo semestre recogerá el impacto del sobreesfuerzo. En paralelo, deben abordar la presión de los sindicatos, que incluso ya hablan de acciones penales, apuntando a supuestas negligencias de la minera.

—¿Por cuánto tiempo mantendrán las reducciones de dotación? ¿Hay riesgo en seguridad y mantención de equipos por trabajos que no se han realizado?

“Vamos a sostener esta modalidad de dotaciones hasta que sea necesario, con tal de asegurar las condiciones sanitarias a la vez que mantenemos la continuidad operacional. No tenemos riesgos en seguridad, nuestro foco ha sido no exponer a nuestra gente. Hemos reprogramado mantenciones, porque implican el ingreso de cientos de personas a las faenas, pero no es una postergación indefinida”.

—¿Qué va a pasar con los trabajadores que se encuentran en sus hogares?, ¿habrá un ajuste en sus dotaciones?

“La gente que está en su casa por razones de salud, ha mantenido sus sueldos. Eso es un tremendo esfuerzo para la empresa y mes a mes debemos analizar cómo lo sostendremos. Si esto se extiende, tendremos que encontrar soluciones viables para quienes no pueden retomar sus labores por razones de salud, acorde a la realidad de la empresa”.

—Ayer se conoció un histórico Imacec negativo, siendo la minería la excepción. ¿Cuán grave sería para la economía subir restricciones a la actividad?

“Creo que sería catastrófico. Estamos haciendo todo lo posible por cuidar a nuestra gente que mantiene en marcha la operación. Lo que nos motiva es que, pasada la pandemia, cada peso que generamos hoy ayudará a levantar a nuestro país mañana”.

—¿Qué garantías entregan a sus trabajadores para que desarrollen sus labores?

“Hemos adoptado estándares con la asesoría de la Universidad Católica, incorporamos las mejores prácticas de la industria nacional y a nivel mundial. No hemos improvisado (…) Procuramos que en los descansos se tomen las prevenciones con la familia, fiscalizamos la habitabilidad de nuestros contratistas. Aplicamos una encuesta de salud para que no ingresen trabajadores con síntomas, usamos buses a un 50%, aplicamos masivamente test rápidos. Además, las instalaciones han sido modificadas para asegurar la distancia física. Sanitizamos permanentemente lugares y equipos y reaccionamos de inmediato si alguien presenta síntomas en el turno: lo aislamos a él y a su entorno, y todos se someten a PCR”.

—Los sindicatos han anunciado acciones legales apuntando a posibles negligencias de la administración…

“Mi primera rendición de cuentas es con mi conciencia y en Codelco hemos implementado los más altos estándares de salud para cuidar a nuestra gente y no fallarle a Chile. Por omisión, jamás. Hemos sido tremendamente proactivos en la implementación de acciones que van incluso más allá de lo recomendado por la autoridad y por lo hecho en el resto de la industria. Por acción, hemos buscado la asesoría de expertos y coordinado directamente con la autoridad”.

—Pese a esto, se ha pedido detener las operaciones del Distrito Norte ¿Qué impide hacerlo?

“En todas las operaciones estamos con dotaciones reducidas, hasta el 50% en algunos casos. Parar las faenas de Codelco no asegura que la gente deje de contagiarse; de hecho, la mayor parte de nuestros trabajadores se han contagiado en sus días de descanso. Por eso hemos sido insistentes en pedir que los resguardos que tomamos en las divisiones se repliquen en las casas”.

—¿Se ha considerado a los trabajadores en el diseño de las medidas?

“Tengo que hacer un reconocimiento a los trabajadores y a esos dirigentes sindicales que han estado a la altura de esta tremenda crisis. En la gran mayoría de los casos, los sindicatos han comprendido que tienen que ser parte de la solución, porque está en juego el cuidado de los trabajadores. Por ejemplo, en Teniente partieron la semana pasada con el turno 14×14 y en Salvador lo renovaron hasta septiembre. En todas las divisiones los dirigentes son parte de las mesas que diseñan las medidas contra el covid-19”.

—Los dirigentes afirman que tienen unos 2.300 contagios y que esos números reflejan el poco control de la estatal.

“Hagamos un poco de contexto: nuestra dotación es de cerca de 70 mil personas entre trabajadores propios y contratistas, por eso nuestros números son grandes. Sin embargo, la tasa de incidencia de contagios es similar a la de la industria. El aumento de contagios ha ido de la mano del incremento en las zonas donde operamos, principalmente Calama y Rancagua. Esta enfermedad se llevó a cinco de nuestros trabajadores y más allá de las cifras, eso nos remece y nos obliga a seguir sumando todas las medidas que sean necesarias”.

—¿Cuánto se demoraron en tomar medidas para prevenir los contagios?

“Lo hemos hecho desde el inicio de la pandemia. Redujimos la dotación, dejando en sus casas a los mayores de 65 y mayores de 60 de grupos de riesgo, eso es un universo de mil personas aproximadamente. Todos quienes pudieron, en torno a 3 mil personas, adoptaron el teletrabajo. Medidas como los turnos más extensos, que permiten un mejor control y trazabilidad, se implementaron en la medida que fueron acordadas con los sindicatos”

Pese a la reducción de las dotaciones, hasta el mes de mayo, Codelco acumulaba unas 15 mil toneladas por sobre la meta de este año, y para lo que resta del ejercicio, desde la corporación reconocen que dada la incertidumbre, cumplir el plan será “un gran desafío”. Aunque no adelantan proyecciones, apuntan a que la clave estará en cómo se enfrente julio y agosto, los meses “más duros de la crisis”.

—¿Cuál es el impacto económico de la detención de la fundición de Chuqui?

“La detención implica un cambio de cartera, venderemos concentrado en vez de cátodos. Implica un mayor costo mensual de US$ 7 millones, lo que equivale a un 5% sobre el costo neto mensual de la división”.

— ¿Cómo están proyectando el precio del cobre para el segundo semestre? ¿Puede un mayor valor mitigar el impacto de la menor producción?

“Las últimas estimaciones que hemos usado hablan de US$ 2,54 por libra promedio para el segundo semestre. No obstante, el valor que logremos capturar de un mejor precio también depende de otros factores: que logremos vender toda la producción.