
Juan Andrés Morel, vicepresidente ejecutivo y director de Operaciones de la minera canadiense, se muestra confiado en que la guerra comercial no afectará la demanda por cobre en el largo plazo. Tras celebrar los 30 años de Candelaria, el ejecutivo destaca además las oportunidades que abre la asociación con BHP en Argentina, pero enfatiza los desafíos internos: “Estamos como industria todos interesados en que Chile no pierda ventajas competitivas”.
Lundin Mining está con la mente puesta en crecer en Chile y Argentina. La minera canadiense opera en el país dos complejos ubicados en la Región de Atacama: Candelaria, un distrito minero que cumplió 30 años de operaciones, pero que el grupo adquirió en 2014 tras quedarse con el 80% de Freeport McMoRan en US$1.800 millones; y Caserones, yacimiento en el cual alcanzó el 70% de participación tras acordar el pago de US$950 millones a la japonesa JX Nippon Mining & Metals Corporation.
Pero Lundin también mira a la frontera, especialmente luego de asociarse con BHP en Josemaría y Filo del Sol, dos proyectos en los que conformó un joint venture con la mayor minera del mundo, y que están a una distancia de entre 30 y 35 kilómetros de distancia de sus operaciones en Chile.
Sin embargo, la firma también ha puesto atención a la turbulencia de los mercados internacionales y en particular en el precio internacional del cobre, que ha visto una gran volatilidad en su cotización en los últimos días.
Pero para Juan Andrés Morel, vicepresidente ejecutivo y director de Operaciones de la minera canadiense, el enfrentamiento comercial no supone aún cambios en las perspectivas futuras de la industria
“Nuestra visión de largo plazo no cambia con los acontecimientos de las últimas semanas en materia de aranceles. Los fundamentos de la demanda del cobre y otros minerales continúan estando presentes, como la transición energética, la digitalización de los procesos y la prevalencia de metales críticos. De mantenerse las medidas arancelarias, la demanda de minerales debería continuar de acuerdo a las proyecciones previas del mercado”, señaló a Pulso.
¿Cuánto afecta la volatilidad del mercado reciente?
-Hay que considerar que si bien el cobre quedaría exento de aranceles, existe mucha incertidumbre en los mercados, por lo que estaremos observando cómo evoluciona este tema en el mediano plazo. Hoy, solo una pequeña parte de nuestras exportaciones van a Estados Unidos en forma de cátodos de cobre. En ese escenario, evaluaríamos cómo se desarrolla la situación y, de ser necesario, nos prepararíamos para abrir nuevos mercados.
¿Cuál es su visión del desarrollo de la industria en Chile? ¿Es la permisología una camisa de fuerza para el sector?
-Con las decisiones que hemos tomado en los últimos años, las transacciones, las readecuaciones de nuestro portafolio, Lundin sigue apostando fuertemente a Sudamérica y en particular a Chile. Seguimos viendo a Chile como un excelente país para seguir invirtiendo. Sus capacidades instaladas, el ecosistema en torno a la industria minera pone a Chile, sin duda, a la vanguardia del desarrollo de la industria minera y el cobre a nivel mundial.

Sin embargo, por supuesto que este dinamismo podría ser mayor en la medida que algunas restricciones se pudiesen levantar para evitar tener que invertir demasiado tiempo, sobre todo en lo que son las obtenciones de los permisos. En el caso de Caserones, llevamos un EIA (Estudio de Impacto Ambiental) en tramitación por 5 años que todavía no logramos destrabar, y por supuesto, eso no nos ayuda a mantener ese dinamismo. Creo que como industria todos estamos interesado en que Chile no pierda ese liderazgo, y por lo tanto, hay que estar permanentemente trabajando para que este tipo de condiciones no sea una desventaja, sino que al contrario, se transforme en una ventaja competitiva de Chile frente a otros países que están avanzando fuertemente, como en el caso de Argentina.
¿Cómo ha avanzado la sociedad con BHP en el Distrito Vicuña?
-A mediados de enero de este año materializamos ya la creación formal de Vicuña Corp, que es el nombre que tiene la compañía, este joint venture 50/50 con BHP. En los avances, hay que primero formar un equipo, hay que construir una organización. Y el foco de los líderes ha sido principalmente eso, contratar a la gente, establecer las oficinas, confirmar la empresa de ingeniería que nos está apoyando y empezar a hacer el plan de trabajo de los próximos años para poder sacar adelante José María, que sería el primer paso del desarrollo del distrito Vicuña.
El conocimiento que tiene Lundin de este lado de la frontera debe ser fundamental para esta etapa, ¿quiénes son los líderes de esta asociación?
-Dave Dicaire, que era el vicepresidente del proyecto desde la adquisición de Josemaría por parte de Lundin tomó el liderazgo del desarrollo del proyecto, y una vez que se formó esta alianza con BHP y se creó Vicuña, Dave se traspasó a Vicuña como el gerente general de Vicuña Corp. Después tenemos, por supuesto, un directorio conformado por dos personas de BHP y dos personas de Lundin, que son las que hacen toda la gobernanza.
¿Quiénes están en la mesa?
-Por Lundin están nuestro CEO, Jack Lundin, y el CFO, Teuter Poulsen. Y por parte de BHP, Brandon Craig, que es el presidente de BHP Americas, y Carlos Ramírez, que es la persona que fue el gestor del proyecto por parte de BHP.
¿Y las oficinas dónde se instalaron?
-En Vancouver y San Juan, y Buenos Aires también.
¿No hay un equipo en Chile?
-Ahí va a haber, hay ingeniería por el lado chileno también, pero por ahora no conozco ese detalle, a las que no conozco ese detalle, descarto que se vaya a armar una oficina vicuña en Chile.
Las potencialidades del distrito son indiscutibles, y también hay un tratado transfronterizo entre Chile y Argentina, ¿ayuda en algo?
-Sin duda que ayuda. Chile tiene este tratado binacional desde el año 2000. Es un tratado que ya existe, lo que pasa es que no se ha ocupado, o se quiso ocupar con otras operaciones mineras, pero no ha resultado. Creemos que vamos a ser, probablemente, uno de los primeros proyectos mineros que va a hacer uso de este tratado binacional. Eso hay que protocolarizarlo, a generar, probablemente algunos procedimientos más locales, pero ha habido un trabajo con ambos gobiernos, Chile-Argentina, para seguir avanzando en esa línea. Por supuesto que todos esperan tener ya una definición del proyecto, que haya ya una delimitación que permita ser sometido a lo que va a ser el protocolo binacional entre Chile y Argentina.
Y los estándares ambientales, ¿cómo los ven? ¿Son similares?
-Sí, hay similitudes, pero también hay ciertas diferencias. Desde el momento en que Argentina es un gobierno federal, hay mucho más capacidad de decisión a nivel provincial de lo que tenemos en Chile. En Argentina tú presentas un estudio de impacto ambiental y después te permite hacerle modificaciones en el proceso, sin tener que volver al punto de partida, cosa que es muy favorable. Ese marco regulatorio te permite ir haciendo ajustes que finalmente te van reflejando lo que tú decidiste en terreno o en las últimas ingenierías para que tu permiso ambiental converse con eso y no te tenga que hacer perder tiempo y volver a hacerlo.
En Argentina está el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), que abarca a estratégicos como el sector minero, ¿es un impulso para ustedes?
-Sin duda, el RIGI es un marco regulatorio que, para ponerlo a lo mejor en términos nuestros, es como el DL-600, que le daba estabilidad tributaria y otros aspectos a la inversión extranjera para poder llegar, con certeza, a poder hacer estas inversiones que son siempre de largo plazo. Pero esto tiene una ventana de tiempo, se abre entre el 26 y el 27, por lo tanto, eso nos pone también cierta presión, cierto sentido de urgencia para tempranamente presentar cuál va a ser el proyecto que queremos que sea parte de RIGI. Es otro incentivo para avanzar rápidamente.
¿Y llegan en ese plazo, entre el 26 y el 27?
-Sí, tenemos que… Vicuña está apuntando a hacer una primera declaración de los recursos geológicos durante el primer semestre de este año y hacia finales del segundo semestre o comienzos del primer trimestre del próximo año, presentar lo que se llama una especie de estudio conceptual del desarrollo integrado del distrito.
¿Cuáles son las principales sinergias entre el lado argentino, con José María, y las operaciones que están del lado chileno?
-Creo que es indudable la ventaja geográfica que tiene Chile para el desarrollo de Vicuña. Sin duda que la distancia al océano son mucho más atractivas por el lado chileno. Por lo tanto, el desarrollo de Vicuña se está pensando aprovechar fuertemente las ventajas que tendría la logística de concentrado saliendo por el lado chileno.
¿Eso requiere algún tipo de adecuación en los permisos de operación en Chile?
-Por supuesto, esto requeriría un EIA como cualquier otra actividad minera en Chile.
¿Aunque sea solo un tema de transporte?
-Creemos que sí… esto lo va a decir la ingeniería una vez que tengamos más detalles, pero existe desde la posibilidad de transportar con camiones, como lo hacen hoy día Caserones y Candelaria, o bien aprovechando la sinergia justamente de la conexión de las tres operaciones, a lo mejor una tubería, y eso ya definitivamente es una obra de ingeniería que tendría que pasar por un estudio de impacto ambiental completo.
¿La logística del lado chileno va a ser la más simple ese tipo de infraestructura?
-Sí, la verdad es que a lo mejor me quedo corto con lo que te estoy contando, pero desde el momento en que Lundin opera dos faenas mineras en la región de Atacama, Caserones y Candelaria, donde Candelaria tiene claramente esta ventaja estratégica que es contar con su propio puerto y planta desaladora (…) Todo lo que significa la construcción en esas condiciones es experiencia y son sinergias completamente traspasables para el desarrollo de Vicuña. Y, por supuesto, pensando a futuro, la integración de todo este polo de desarrollo, este ecosistema minero y poder lograr la máxima sinergia, colaboración e integración entre todas estas operaciones, es lo que aspiramos desarrollar.
¿Cuáles son los focos de su plan de inversiones con Candelaria y Caserones?
-Como parte del EIA 2040 de Candelaria, hay una serie de proyectos como cuerpos satélites, uno de ellos, la Española, que es un cuerpo satélite que está ubicado al sur de Candelaria, estamos haciendo el desarrollo de ese cuerpo, que es una mina rajo abierto, pero además también trae la expansión de la mina subterránea. No solo la expansión en términos de vía útil, sino que también en capacidad, porque estamos pensando ampliar la cantidad de toneladas extraídas al día, ya se extraen del orden de 14.000 toneladas por día, estamos pensando subirlo entre 20 y 24 mil. Eso es parte del EIA 2040, por lo tanto, una gran parte de las inversiones de este año y el próximo están en terminar las ingenierías e ir generando las bases para poder hacer esos desarrollos.
Candelaria cumplió recientemente 30 años de operaciones, ¿qué le espera para los próximos 30?
-Candelaria ha sido sin duda una operación emblemática en la gran minería de Chile y en particular en la región de Atacama. Fue el primer proyecto privado de esta ola de proyectos de la década de los 90’. Además fue la primera operación en la región de Atacama con plantas desaladoras lo que marcó también un hito importante. Fue de las pioneras además en la gran minería de operar 100% con agua de mar. Hoy día tenemos 100% de abastecimiento con energía renovable. El 2023 nos aprobaron el EIA 2040 que nos va a permitir extender la vía útil por al menos 10 años más. La RCA anterior era hasta el 2030. Esto es producto de una súper exitosa campaña de exploración en el distrito que nos ha permitido ir sumando cuerpos satélites y aumentando la cantidad de recursos geológicos. Estamos muy contentos con Candelaria. Hoy día, en términos casi marginales, es nuestra operación más importante en el portafolio de Lundin, pero Caserones también se acerca rápidamente a ese nivel.