El sodio se encuentra en la sal del mar y es miles de veces más abundante en la tierra que el litio y más barato de conseguir, advierte el semanario británico.
A principios del siglo XX, la Royal Navy británica transformó sus barcos para que funcionaran con petróleo en lugar de carbón. Pero el carbón se podía producir en casa, mientras que el petróleo había que importarlo. Esto causó inquietud: ¿qué pasaría si un día se interrumpieran esas importaciones? Winston Churchill, que estaba al mando de la marina en aquel momento, argumentó que la mejor defensa era la diversidad de suministros.
Como dijo a un inquieto Parlamento: “La seguridad y la certidumbre en el petróleo residen en la variedad y solo en la variedad”. Hoy en día, los políticos de los países ricos se encuentran en un aprieto aún mayor. Necesitan cambiar no solo sus armadas, sino toda su economía de los combustibles fósiles a la electricidad baja en carbono para evitar las peores consecuencias del cambio climático. Pero les preocupa que esto les deje expuestos geopolíticamente.
Les inquietan especialmente las baterías. La transición ecológica requerirá un gran número de ellas: para automóviles, camiones y hogares, y para ayudar a equilibrar las redes eléctricas nacionales a medida que pasan a depender de la electricidad intermitente del sol y el viento.
Aunque existen muchos tipos diferentes de baterías, la tecnología dominante es la de iones de litio, que ofrece una útil combinación de bajos requisitos de mantenimiento y alta densidad energética. Pero el litio, un componente esencial, es difícil de conseguir, y su refinado se realiza sobre todo en China.
Los países occidentales, en mayor parte los europeos, que han pasado los dos últimos años intentando desprenderse del gas natural ruso, temen que su futura seguridad energética se vea igualmente comprometida. Estos temores no son meramente teóricos. El 20 de octubre, China anunció restricciones de seguridad nacional a la exportación de grafito, otro componente importante de las baterías de litio. Fue la última de una serie de medidas en una guerra comercial y tecnológica que comenzó cuando Estados Unidos restringió las exportaciones de la industria de chips a China.
Afortunadamente, el litio no es lo único que está en juego. Como contamos esta semana, varias empresas están fabricando baterías a base de sodio, el primo elemental del litio. Como las propiedades químicas del sodio son muy similares a las del litio, también sirve para fabricar buenas baterías. Y el sodio, que se encuentra en la sal del agua de mar, es miles de veces más abundante en la tierra que el litio y más barato de conseguir.
La mayoría de las empresas que utilizan sodio para fabricar baterías son chinas. Pero desarrollar esta tecnología en Occidente podría ser un camino más seguro hacia la seguridad energética que depender en gran medida del litio. Además de su abundancia, el sodio tiene otras ventajas. Las mejores baterías de litio utilizan cobalto y níquel en sus electrodos. El níquel, como el litio, escasea. Su extracción en tierra es destructiva para el medio ambiente.
Las propuestas de extraerlo del fondo marino han provocado protestas. Buena parte del cobalto del mundo, por su parte, se extrae de pequeñas minas de la República Democrática del Congo, donde el trabajo infantil es habitual y las condiciones laborales pésimas. Las baterías de sodio, por el contrario, pueden utilizar electrodos fabricados con hierro y manganeso, que son abundantes y no suscitan controversia. Dado que los componentes químicos son baratos, una industria a gran escala debería ser capaz de producir baterías que cuesten menos que sus homólogas de litio.
El sodio no es un sustituto perfecto del litio. Es más pesado, lo que significa que las baterías de sodio pesarán más que las de litio de capacidad equivalente. Es probable que eso las descarte en algunos casos en los que la ligereza es primordial. Pero para otras aplicaciones, como el almacenamiento en red o las baterías domésticas, el peso es irrelevante. Varios fabricantes de automóviles chinos incluso están empezando a poner baterías de sodio en vehículos eléctricos.
Quizá la mayor desventaja de las baterías de sodio sea su tardía aparición. Las baterías de iones de litio se comercializaron por primera vez en los años 90 y se han beneficiado de décadas de inversión. Pero, de todas formas, el resto del mundo va por detrás de China en ambos frentes. Estados Unidos y la Unión Europea han anunciado enormes programas de subvenciones a la industria verde. Si están decididos a financiar las baterías, parte del dinero debería ir a parar al sodio.
Este artículo se publica originalmente en la edición impresa de The Economist bajo el título “Sodium batteries offer an alternative to tricky lithium”. Fue traducido por El Mercurio Inversiones.
Fuente/The Economist / Trad: El Mercurio Chile Minería www.chilemineria.cl www.facebook.com/chilemineria.cl/ twitter.com/CHILEMINERIA www.instagram.com/chilemineria #chileminería, #minería, #energía,#cobre,#centrocesco, #negocios,#aprimin