Con el proyecto estructural completo, División Andina alcanzará un ritmo de procesamiento de material cercano a las 88 mil toneladas diarias.
A 3.500 metros de altura, en el corazón del Valle del Aconcagua, la División Andina de Codelco cumplió su hito más importante: recibió de manos de la Vicepresidencia de Proyectos (VP) el Sistema Traspaso, tras terminar el comisionamiento de la línea 2 e iniciar su ramp up.
Ésta era la última etapa de un proyecto clave en la cartera de inversiones de la estatal, que extenderá en, al menos 30 años, la vida útil de uno de los yacimientos de cobre más grandes del mundo y que implicó una construcción de altos esfuerzos durante doce años.
“El Proyecto Traspaso Andina es ya una realidad; a partir de ahora, esta faena dejará de depender de la VP y pasará a ser gestionada por los equipos divisionales”, comentó Máximo Pacheco, presidente del directorio de la estatal, quien visitó el centro de trabajo de Codelco, en compañía del presidente ejecutivo, Rubén Alvarado, y el vicepresidente de Proyectos, Julio Cuevas, quienes fueron recibidos por el gerente general de Andina, Lindor Quiroga y el vicepresidente de Operaciones, Mauricio Barraza.
Traspaso Andina nació en 2012 como una iniciativa para transformar la división desde una mina subterránea a una de rajo abierto, con el desafío de mantener la continuidad operacional durante el levantamiento de nueva infraestructura. Doce años después, y tras una inversión de US$ 1.671 millones, el proyecto asegura un ritmo de procesamiento de material cercano a las 88 mil toneladas diarias.
“Esto le cambia y extiende la vida a Andina, una división potente y con enorme futuro que, así, se prepara para esta nueva etapa que se inicia con mucho éxito. El futuro de Codelco depende de sus proyectos estructurales”, agregó Pacheco.
En tanto, el presidente ejecutivo, Rubén Alvarado, destacó el exitoso trabajo conjunto entre el equipo corporativo de Proyectos y el área de Operaciones de la división. “Lo que debe caracterizar nuestro quehacer para proyectarnos en el tiempo es la innovación y la capacidad de convertirnos. El ejemplo que está dando Andina nos estimula e inspira”, añadió.
Traspaso Andina supuso la construcción de una plataforma de 44 hectáreas en la que se instaló un gigantesco domo con un chancador primario, un barrio cívico y un taller de mantención; un sistema de protección contra avalanchas; más de 11 kilómetros de túneles, 4,9 kilómetros de correas transportadoras, y una moderna planta de chancado secundario. Todo esto con el fin de aumentar la vida operacional del rajo, liberando 1.200 millones de toneladas de mineral con una ley media de 0,73% de cobre.
Durante la visita a terreno, se les mostró la Línea 2 del Sistema Traspaso y se les explicó que el chancador secundario, luego de cumplir satisfactoriamente las pruebas de rendimiento, se entregó a las operaciones el 2 de abril. La planta superó su capacidad de diseño para esta etapa, de 1.915 toneladas de mineral por hora.
“Quiero dar las gracias por el esfuerzo que han puesto las personas, esta familia Andina formada tanto por personal propio como de empresas contratistas, que han dedicado mucho tiempo y compromiso”, dijo Lindor Quiroga, gerente general de la división. “El próximo año cesa la mina subterránea y nos vamos a full rajo. Tenemos el yacimiento más grande del mundo; atesoramos mucha historia y experiencia y proyectamos un gran futuro”, aseguró.
Más inversiones para Andina
“Con la Línea 2 terminamos todos los trabajos asociados a Traspaso Andina y eso habilita de manera muy importante la posibilidad de cumplir los procesos de producción que tiene la división”, señaló Julio Cuevas, vicepresidente de Proyectos.
Aunque no pierde de vista la relevancia de este hito, Cuevas detalla que Andina posee una ambiciosa cartera de proyectos de desarrollo en el mediano plazo, que también buscan impulsar su producción de cobre.
Entre ellos, destaca la construcción de una rampa de acceso para garantizar la conectividad entre el campamento Hilton y el nodo 3.500 (ubicado a 3.500 metros de altura) durante el invierno, para asegurar la continuidad operacional evitando el corte de caminos. Esto implica desarrollar un túnel de tres kilómetros de longitud con sus respectivos sistemas de ventilación, que posibilitará el tránsito de maquinaria y el transporte de personal. Se calcula que debiese estar terminado a fines de 2024.
En tanto, para mediados de 2025 se concretarían dos proyectos adicionales: las obras, adecuaciones y la nueva planta para el tratamiento de las aguas de contacto del Depósito de Lastre Norte (DLN), y la reposición de infraestructura en la cota 3.700 de Andina, donde se asentará el barrio cívico, un taller de mantenimiento con ocho bahías para camiones de extracción (CAEX) y una sala de comunicaciones.
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